FIV Convencional o FIV-ICSI ¿En qué consisten y cuál es mejor?
Dentro de un tratamiento de reproducción asistida existen dos posibles técnicas para fecundar los ovocitos: la Fecundación In Vitro (FIV) convencional y la Inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI). En el post de hoy abordaremos una duda frecuente en la clínica: ¿Qué es mejor la FIV o ICSI?
En ambos casos es necesario un tratamiento de estimulación ovárica, seguido de una punción folicular para recuperar los ovocitos. En ambos casos el proceso de inseminación tiene lugar fuera del aparato reproductor femenino.
¿En qué se diferencian?
- La FIV convencional y la ICSI divergen principalmente en el proceso de fecundación y la selección de espermatozoides.
- La FIV simple o convencional es una técnica que consiste en la fecundación del óvulo por medio de la coincubación de los gametos masculinos y femeninos.
Por su parte, el procedimiento FIV-ICSI es una técnica que consiste en la selección del espermatozoide que fecundará el óvulo por los propios embriólogos.
En la FIV convencional, el óvulo y el espermatozoide se colocan en una placa de cultivo y se permite el encuentro en condiciones que simulan el proceso natural. Por el contrario, la ICSI consiste en la selección de un único espermatozoide para su inyección directa en el óvulo con una aguja. Así, la calidad de la muestra de semen deja de ser un factor determinante.
En el siguiente vídeo resumen el Dr. Joaquín Moreno nos explica brevemente qué diferencias existen entre FIV simple y FIV-ICSI y cómo es clave realizar una u otra en función de cada paciente para así obtener el mejor resultado en el tratamiento.
¿En qué casos se recomienda cada tratamiento?
La FIV Convencional inicialmente surgió para dar respuesta aquellas mujeres que tenían obstrucciones en las trompas de Falopio y, por tanto, el encuentro no era posible anatómica o fisiológicamente. En los años siguientes se ampliaron sus indicaciones a las parejas con problemas de fertilidad debido a la endometriosis, un factor masculino moderado o cuando falla la inseminación artificial.
Esta técnica está indicada cuando la muestra de semen de la pareja presenta unos parámetros normales y tras su capacitación se ha obtenido una concentración suficiente de espermatozoides móviles sanos.
Por su parte, la ICSI ha supuesto una revolución en el campo de la reproducción asistida, ya que permite solucionar prácticamente la totalidad de los casos que afectan al varón.
Esto incluye también los casos de factor masculino severo como, por ejemplo, una concentración muy baja de espermatozoides (criptozoospermias), o oligoastenoteratozoospermia (OAT) que hace referencia a muestras de semen con los parámetros de morfología de los espermatozoides y movilidad gravemente alterados.
Asimismo, permite la concepción para parejas en las que el varón no presente espermatozoides en el eyaculado (azoospermia) ya que es posible recuperar estos gametos realizando una biopsia testicular.
Se estima que aproximadamente el 30% de las parejas presenta esterilidad debido a un factor masculino y de éstos el 15% de ellos son casos severos.
La técnica ICSI también es necesaria cuando trabajamos con ovocitos desvitrificados, es decir, óvulos que han estado congelados.
¿Qué motivo ha llevado a los biólogos a generalizar el uso de la ICSI? ¿Mejora la tasa de fecundación?
Actualmente en España y otros países, el 80% de los tratamientos de fecundación in vitro se realizan mediante la ICSI y un 20 % mediante la FIV clásica.
Un entrenamiento adecuado y la seguridad que transmite el introducir el espermatozoide en el interior del óvulo con la intención de asegurar la fecundación han conducido a que la ICSI sea la técnica predominante en la actualidad. En diferentes estudios se ha observado que la tasa de fecundación es ligeramente más alta cuando utilizamos la técnica de ICSI.
Sin embargo, existen otros estudios que no sólo encontraron resultados similares entre ambas técnicas, sino que sostienen que el desarrollo de los embriones es superior cuando se emplea la técnica de FIV convencional.
Las mujeres mayores de 36 años tratadas mediante FIV clásica muestran significativamente mejores tasas de implantación, embarazo y parto por ciclo iniciado que aquellas en las que se realiza ICSI.
Una posible explicación es que, a mayor edad, la calidad ovocitaria empeora así como su capacidad de regeneración. La ICSI en comparación con una FIV convencional supone una exposición a ambientes, procesos mecánicos y químicos claramente más agresivos.
La microinyección aumenta el estrés al que se somete al ovocito lo cual puede ser perjudicial para el embrión resultante y su evolución posterior.
En conclusión, ambas técnicas tienen como objetivo conseguir la fecundación de los gametos, cada una con sus respectivas ventajas y particularidades, la mejor opción dependerá de cada paciente y sus indicaciones. Por lo que es muy importante personalizar la elección.
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